Ayer, fuimos a despedirnos de D. Joaquín, y agradecerle su hositalidad. Don Joaquín tiene ochenta y tantos años, y un acólito que estaba en la sacristía nos dijo ( yo quise apreciar que con un poco de guasa), que estaría rezando en la Iglesia. Eran la cinco de la tarde, entrámos en la iglesia y efectivamente, en una capilla lateral estaba sentado el Reverendo con su breviario abierto, y la cabeza inclinada sobre él. Hasta que me senté a su lado, no pude asegurarme de que no leía, porque realmente estaba dormido.
Después de escribir en el blog, volvimos a pasar por la Iglesia. Esta vez sí estaba visible. Sentado en un confesionario, revestido a la antigua usanza, agradeció con sonrisa angelical que no hubiéramos interrumpido sus rezos, porque a él por las tardes, le gusta rezar un rato. Sin moverse del confesionario, dijo que nos iba a bendecir, y nos bend, y de nuevo volvióa sonreijo... Son esas pequeñas anécdotas que contribuyen a hacer grande el Camino
Ahora vuelvo a la etapa de hoy.
Más calor , mucha carretera y muchos olivos. Nada reseñable.
Nos alojamos en el polideportivo, que es algo descomunal.
Parte metereológico: Ha llegado el verano
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
Pos dice la tele que vienen lluvias, así que a preparar vuestras capitas... Le perdonamos a Gerard que no haya escrito hoy, pero conste que -aunque le ponemos pocos comentarios- le echamos de menos. Muash.
ah!, que sí que ha escrito...
!!!Buen camino!!! y cuidadin con las lluvias. Pepe que gorro llevas??, no es tu boina de siempre, no??. Bueno no se ve bien en la foto.
Un beso.
Mª Carmen y Narciso
que zuerte la hositalidad de d. joaquin.
besos papi
Que viva el clero como Dios manda
Mavidipooh yo creo que tiene una zacita de the.
Publicar un comentario