domingo, 30 de marzo de 2008

Desde Antequera

Ayer se se unió Juan al Grupo. Aparecieron también Ramón y la parienta. Nos pusimos a andar en cuanto desayunaron. El Camino está marcado, pero necesita que se repasen las señales. Además unos cuantos palos de los que puso la la Diputación han desaparecido.
Es necesario volver a repintar las flechas amarillas.
Juan arranca muy rápido, por delante de todos, pero luego se va parando, y llega a Villanueva un poco regular, con la ayuda de Lola, que como siempre está al quite para ayudar a quien sea
El campo está muy bonito, pero se nota que le falta agua.

En Villanueva nos esperan para darnos las llaves de la piscina. El sitio está bastante destartalado, pero hay mucho sitio para poner las esterillas. El guiri se apodera de una especie de cama de curas o masajes, y pone su esterilla encima. Yo me lo preparo en el suelo. De almohada nos agenciamos los corchos que utilizan para señalar las calles de la piscina.

Lo malo fué que los de Villanueva, que nos dieron una acogida fenomenal, se olvidaron de calentar los termos a tiempo. Coño, que fría sale el agua en Villanueva de la Concepción.

Ramón y Lola nos invitan a una cerveza, pero acabamos medio comiendo. Se despiden , y una vez más se nota que estamos en el Camino. Un beso Lola.

La acostada tuvo que ser con las luces de emergencia. Al apagar los termos y otras luces, se apagó todo y se encendieron las de emergencia. Tuvimos que dormir toda la noche con estas luces, que tampoco supimos apagar. Ya lo decía la monja de Barcelona: "A los ingenieros lampistas les pasan las mismas cosas que a las monjitas del convento.

Por la mañana, con el cambio de hora, nos levantamos de noche, pero se habían apagado las luces de emergencia solas, y para pòder arranchar, hubo que esperar a que clareara un poco más.
Café en el bar del pueblo y camino de la Escaleruela. El Camino está Precioso. Seguramente es la etapa más bonita hasta Córdoba. Vuelven a faltar palos. Los puñeteros catetos, los arrancan o los usan de palillos de dientes. ¡Que le vamos a hacer!. Ya lo dije ayer, hay que repintar las flechas.

La bajada a Antequera, está espectacular. Juan se queda atrás y Gerard y yo llegamos a la Iglesia de Santiago. El cura, Don José Amalio, Pepe, nos recibe, nos enseña su casa y no s ofrece su despensa, su frigorífico y su secadora. Pone anuestra disposición dos camas y un colchón infable, que Juan va utilizar. Por ser último en incorporarse ha perdido el derecho a cama.
El reverendo nos da las llaves de la casa y se larga. Esto es hospitalidad, o mejor, Hospitalidad. Por si algún día lees esto, Gracias, Pepe.

Después de la ducha, con toda el agua caliente del mundo (todavía tirito pensando en la de ayer), escribimos nuestras notitas, las de verdad, en el diario del Camino, y luego nos venimos al locutorio para escribir esta poyadas, por si alguien quiere leerlas.

Parte meteorológico, ayer y hoy sigue el sol, sin calentar demasiado.

3 comentarios:

Eva dijo...

HOLA PEPE:
soy una bloggera y me considero amiga de Silvia (tu santa esposa)
voy ha seguir tus comentarios que son muy amenos,me hare la idea que yo tambien camino,ya que soy incapaz de realizar esa proeza

PEREGRINO BUEN CAMINO

mavidipooh dijo...

Hola Papi... un beso

bego dijo...

Jolín, con este Pepe, pues no me han emocionado tus palabras!! y esto es sólo el comienzo, de aquí a Santiago quedan muchos kilómetros y muchas palabras por escribir!!!
Gracias Pepe, por dedicar unos ratillos a los que te seguimos desde este espacio.
Un beso mu fuerte y BUEN CAMINO